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Camareras de pisos: las mujeres que sostienen el turismo en Canarias
En el imaginario colectivo, las Islas Canarias representan un lugar de descanso y relajación, un paraje idílico para quienes buscan desconectar del ritmo laboral. Pero esta realidad solo es posible para algunas personas, mayoritariamente extranjeras, y se sostiene gracias al trabajo invisible y extenuante de las camareras de pisos, las mujeres que trabajan en los complejos hoteleros.
"Al departamento de pisos nunca se le ha dado el valor suficiente. Si no tienes un restaurante, la gente sale a la calle y come. Pero si no tienes habitaciones limpias, ¿dónde duermes?", denuncia Melus, activista y ex camarera de piso de Tenerife, en una entrevista con Efeminista.
En los últimos meses y tras años de lucha, este colectivo empieza a conseguir sus primeros avances estructurales. El pasado mayo, el Gobierno central aprobó un decreto que abre la puerta a la jubilación anticipada para profesiones penosas, un paso que podría incluir a las camareras de pisos.
Y este noviembre, la cadena balear MarSenses se ha convertido en la primera empresa en pactar una reducción de jornada a 32 horas semanales para las trabajadoras mayores de 58 años.
Aun así, el trabajo en el sector turístico sigue marcado por desigualdades de género y clase: salarios bajos, precariedad y sobrecarga recaen principalmente en las mujeres. Es así que el "paraíso" turístico se sostiene sobre una economía de servicios feminizada y precarizada.
En Canarias se evidencia este contraste: según el Instituto Canario de Estadística, en 2024 el archipiélago recibió más de 18 millones de turistas, la cifra más alta hasta la fecha. Al mismo tiempo, de acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Estadística, es la segunda comunidad autónoma con los salarios más bajos del Estado, con 40 % de los empleos pertenecientes al sector turístico.
"Desde el primer día que empiezas a trabajar en la hostelería, ya te das cuenta de los abusos que se están cometiendo", advierte la portavoz de las Kellys Gran Canaria, Marcia Díaz, en una entrevista para Efeminista.
Melus, activista y ex camarera de piso: "Siempre hemos ido a peor"
Carmen Luz Méndez, conocida como Melus, trabajó más de 20 años como camarera de piso en Tenerife. Hoy, a sus 59 años, se ha convertido en una voz reconocida por su activismo en defensa de las camareras de pisos y en contra de la masificación turística. Fue integrante de las Kellys Unión Tenerife, y desde que comenzó a salir en los medios de comunicación ha dejado de trabajar en hoteles.
"En este hotel donde yo trabajé primero eran veinticinco habitaciones al día, y a veces teníamos otras habitaciones en otro piso. En mi caso, siempre hemos ido a peor", reconoce durante una entrevista para Efeminista.

Foto de Melus, activista y ex camarera de piso, en Tenerife. EFE/ Lucía Rubio
Los colectivos de "kellys" (por "las que limpian") llevan años exigiendo una mejora de sus condiciones. Denuncian que no se cumplen los planes de prevención de riesgos laborales, que sufren lesiones, desatención administrativa, desconsideración por parte de los turistas y secuelas psicológicas graves, entre otras vulneraciones.
"En todos los hoteles en los que he estado, y ha sido en varios, sobre todo en el Puerto de la Cruz, siempre hemos tenido plantillas mínimas", afirma Melus.
La ex trabajadora del sector recuerda cómo las cargas de trabajo se intensificaban a medida que las plantillas se reducían: "Se iba yendo la gente de contrato y ya no contrataban más. Entonces, ese piso que tenía la compañera que se iba al paro, había que repartirlo", explica, y añade: "Cuando nos íbamos todas, se quedaban las fijas. Y siempre terminaban reventadas".
Marcia, portavoz de las Kellys Gran Canaria: "Éramos las esclavas de la hostelería"
Según el Instituto Canario de Seguridad Laboral, en 2024 las camareras de pisos registraron el mayor índice de accidentalidad laboral, con 37 % de los accidentes. Además, el 71 % de las camareras de pisos sufre trastornos de ansiedad y tienen que automedicarse para soportar la carga de trabajo, según informes de Comisiones Obreras.
Marcia Díaz llegó desde Chile a Canarias en 1998, y desde entonces ha trabajado como camarera de piso. Hoy es portavoz de Las Kellys Gran Canaria y una de las voces más activas en la denuncia de las condiciones laborales del sector.
En una entrevista para Efeminista relata su llegada a las islas y sus primeros años de trabajo, que estuvieron marcados por la precariedad y la falta de derechos debido a su situación de indocumentación: "Trabajé seis, nueve meses, creo que fueron, bastante explotada, sin derechos. No existíamos".
"Desde mi primer día en la hostelería en Gran Canaria ya percibí lo que era la explotación. Éramos las esclavas de la hostelería", asegura.

Foto de Marcia Díaz, portavoz de Las Kellys Gran Canaria. EFE/ Lucía Rubio
"Estoy operada ocho veces de mis manos"
Marcia retrata también la lucha constante con las mutuas para que reconozcan las enfermedades causadas por el trabajo:
"Yo, por ejemplo, estoy operada ocho veces de mis manos. Se me cortaron los ligamentos y trabajé un mes hasta que me pudo ver la Seguridad Social porque no son enfermedades reconocidas por por las mutuas", lamenta.
El movimiento de Las Kellys desarrolló sus primeros movimientos en Lanzarote alrededor de 2014, cuando un grupo de camareras de pisos creó una página en Facebook para compartir sus problemas laborales. Según recuerda Marcia, "no se llamaban Las Kellys todavía, era solo un grupo de mujeres contando lo que estaban viviendo".
Aquel espacio creció rápidamente y se extendió por distintas zonas de España, hasta que en 2016 se constituyeron oficialmente como asociación y se convirtieron en un referente en la lucha por los derechos y el reconocimiento de las trabajadoras de limpieza en hoteles.
La activista se acercó por primera vez a la asociación buscando apoyo tras una situación laboral límite: "Fui a pedir ayuda a Las Kellys Lanzarote", recuerda Marcia.
Nayra, psicóloga: "El desgaste se normaliza"
Cecilia Artiles, enfermera en el sur de Gran Canaria, ha tratado durante años a camareras de pisos y explica a Efeminista las principales patologías físicas que sufren: "Sobre todo lumbalgias, y la mayoría te vienen diciéndote que necesitan el pinchazo porque necesitan seguir trabajando", declara, y explica que estas dolencias pueden derivar en hernias discales, problemas cervicales o dermatitis crónicas.
"La mayoría sí se medican, con antiinflamatorios o ibuprofeno de manera general, y algunas hasta tienen relajantes musculares para ir a trabajar o para después del trabajo", agrega.
Nayra Sánchez, psicóloga de Gran Canaria, señala en una entrevista para Efeminista que el problema más común entre las camareras de piso es el burnout o síndrome del trabajador quemado: "El desgaste no aparece de un día para otro. Es el resultado de un estrés continuo que las trabajadoras terminan normalizando al ver que todas están igual", indica.
Melus destaca especialmente las secuelas psicológicas derivadas de la presión a la que son sometidas diariamente: "Una de las cosas que nos afecta mucho es esa presión. Ocho horas así es muy duro, entonces no duermes. Si sabes el trabajo que te toca mañana, o solamente te lo imaginas, no duermes", sentencia.
Además, critica el estigma del absentismo que a veces se les atribuye:
"Nosotras somos responsables de nuestro trabajo, y muchas veces vamos a trabajar con muchísimo dolor, tanto físico como psicológico", insiste.
Avances y reivindicaciones
Para Myriam Barros, portavoz de Las Kellys Lanzarote, los logros conseguidos en los últimos años son innegables. En una entrevista con Efeminista afirma que "se han conseguido muchísimos cambios".
"En 2015 mucha gente ni siquiera sabía qué era una camarera de piso. Sacarlas de la invisibilidad ha sido el logro más grande", sostiene.
Barros recuerda que, gracias a la lucha del colectivo, se han reconocido algunas enfermedades profesionales, especialmente las relacionadas con el brazo, y se ha abierto la puerta a la jubilación anticipada: "Si me lo hubieras preguntado en 2018, te habría dicho que era imposible", reconoce.
El avance se consolida con el reciente acuerdo de la cadena balear MarSenses, que firma un pacto pionero para reducir la jornada a 32 horas semanales y limitar la carga diaria de trabajo de las camareras mayores de 58 años, una medida que marca un precedente histórico en el sector turístico.
Sin embargo, Mónica García, presidenta de Las Kellys Unión Tenerife, destaca en una entrevista con Efeminista que aún existe presión y acoso hacia las portavoces del movimiento cada vez que se pronuncian públicamente: "Cada vez que hacemos una publicación hay un acoso total hacia mi persona".
"Tenemos que cuidarnos entre nosotras porque cualquiera que se exponga corre el riesgo de quedarse sin trabajo", resalta.
A pesar de las dificultades, mantiene firme su compromiso con la causa: "Con los años que llevo aquí, no me puedo ir hasta que no se consiga algo. Y eso sí lo tengo bien claro", concluye.

Foto de la portavoz territorial de Las Kellys de Lanzarote, Myriam Barros, junto a la parlamentaria de Nueva Canarias, María José López, durante una rueda de prensa en el Senado. EFE/ Juan Carlos Hidalgo
"Antes no éramos nadie, ni siquiera invisibles"
Tanto Melus como Marcia coinciden en que la organización y el apoyo mutuo son esenciales para defender los derechos que las camareras de pisos han conquistado a lo largo de los años.
Para Melus, el apoyo entre compañeras es la base de la lucha: "Lo único que pido es que apoyen a Las Kellys. Suelen hacer las manifestaciones a partir de las 5 de la tarde. Estamos ya todas en la calle", afirma.
"Ellas nos han hecho visibles. Antes no éramos nadie, ni siquiera invisibles. Y ahora todo el mundo sabe qué es una camarera de piso por las Kellys", reivindica.
Marcia comparte esa visión y recuerda que muchas camareras de pisos pertenecen a familias monomarentales y no pueden permitirse coger una baja médica:
"Vamos enfermas a trabajar por no coger bajas médicas, porque la mayoría de las camareras de pisos que están aquí en nuestras islas son de familias monomarentales y a muchas el salario se les va prácticamente en pagar alquileres", remarca.

Foto de la portavoz y fundadora de las Kellys en Canarias, Myriam Barros y Carmen Luz Méndez, de las Kellys Unión Tenerife, durante la rueda de prensa. EFE/Ramón de la Rocha
Hacia la jubilación anticipada
En febrero de 2025 el Parlamento de Canarias sacó adelante una moción para solicitar al Estado la jubilación anticipada de las "Kellys" a los 58 años. Posteriormente, en mayo, el Gobierno aprobó un decreto que permite anticipar la jubilación desde los 52 años en profesiones especialmente duras como la de camarera de piso, siempre que sean reconocidas oficialmente como penosas y se apruebe su caso sectorialmente.
A día de hoy, el reconocimiento estatal aún no se ha hecho efectivo, pero los avances normativos y el precedente de MarSenses podrían indicar que el cambio se aproxima.
Esta es una reivindicación histórica para el colectivo y representa un paso hacia el reconocimiento completo de las secuelas físicas y psicológicas que deja este trabajo. Sin embargo, las trabajadoras insisten en que aún queda mucho por hacer.
Cabe destacar que esto ocurre en un momento de efervescencia social en las islas, tras la oleada de manifestaciones masivas del 20 de abril, en las que miles de personas salieron a las calles para reclamar un cambio en el modelo turístico y mayores garantías de justicia social y sostenibilidad.