
Portada de "Boulder, de Eva Baltasar- Foto cedida para uso editorial de Literatura Random House
“Boulder” o ¿cómo la maternidad transforma una relación?
Si ya con “Permafrost” (capa de tierra permanentemente congelada), la escritora y periodista Eva Baltasar (Barcelona, 1978) no dejó indiferente a nadie con su relato en el que exploraba a una mujer hermética con pulsiones suicidas que se protege constantemente del exterior; ahora con “Boulder” (Literatura Random House), y con la misma mirada poética e introspectiva que caracteriza toda su obra, plantea cómo se vive la maternidad y cómo ésta puede transformar a una persona y su relación de pareja.
Reflexión sobre la maternidad
“La maternidad es el tatuaje que te fija y te numera la vida en el brazo, la mancha que inhibe la libertad”, dice al final la protagonista de esta obra que se gana la vida como cocinera de un barco mercante que recorre la costa de Chile.
Amparada en el anonimato y en la soledad del océano, Boulder, así es su apodo (como se denominan a las grandes piedras aisladas en medio de un paisaje, expuestas a todo sin que nadie sepa de dónde vienen ni por qué están ahí) no pide un gran sueldo, solo comida y cama, y es ahí donde descubre que la felicidad es “despertar silbando, no molestar a nadie, no dar explicaciones y desplomarse en la cama al alba. Con el cuerpo aturdido por el cansancio”.
Pero Boulder, un día en el puerto se enamora apasionadamente de una mujer islandesa, Samsa, y abandona el mar para ir a vivir junto a ella a Reikiavik, a una casa unifamiliar. Es ahí cuando llega la novela a la profunda reflexión sobre la maternidad, cuando Samsa le propone que sean madres por inseminación artificial. Aquí comienzan las preguntas, reflexiones, críticas y alejamiento de la pareja: tras el “Quiero un hijo. Me dice Samsa, un hijo nuestro. Tuyo. Lo dice y no siento nada, como si hubiese bebido arsénico”.
Expulsada de la relación madre-hija
Con críticas incluidas al abuso de las clínicas de reproducción asistida, el relato de la vida de Boulder cambiará tras la gestación y nacimiento de Tinna. Cursillos, reunión con madres, preparación al parto, el nacimiento, a la ausencia de sexo, y un montón de emociones y sensaciones que hace que la pareja esté cada vez más alejada y Boulder se sienta expulsada de esta relación madre-hija y “la fuerza de los lazos familiares”.
Son dos “maternidades extremas”. Pero su autora, Baltasar, piensa, que todas las maternidades “son válidas, porque todas hacemos lo que podemos y punto”.
“En la novela acabamos viendo cómo Boulder se siente segregada con respecto de Samsa, muy implicada en su embarazo y luego en la crianza de Tinna. Lo deseable para todas sería vivir la maternidad en coherencia con nosotras mismas, porque eso es lo que nos hace felices . Lo ideal es que cada una esté en coherencia consigo misma. El problema es dejar de hacer lo que sientes“, explica Baltasar en una entrevista con Efe.
Eva Baltasar, cuyo libro está en el número uno de las lista de los más vendidos en catalán, cerrará la trilogía que inició con “Permagel” con “Mamut”, su broche final a este mosaico poético sobre la soledad e individuación de tres mujeres.