
Una pareja disfruta en el parque del Retiro de Madrid, en una imagen de archivo. EFE/JC Hidalgo
Un 7 % las mujeres renuncia a separarse por miedo a represalias de su pareja
El 7 % de las mujeres que renuncian a separarse, lo hacen por temor a la reacción que pueda tener su pareja y a las represalias que pueda tener con ella por la ruptura, según el último informe del Observatorio del Derecho de la Familia presentado en las jornadas de la Asociación Española de Abogados de Familia (Aeafa).
“LLegan a veces al despacho mujeres profesionales, independientes pero que están sometidas a una fuerte presión psicológica o maltrato físico; en torno al 7 % de las mujeres no dan el paso del divorcio porque existen situaciones de sumisión o miedo a las represalias de las pareja”, indica la presidenta de los abogados de familia, María Dolores López-Muelas.
Según este estudio realizado con la encuesta a más de 2.600 abogados de la asociación, las consecuencias económicas de emprender una vida en solitario son el principal freno de las parejas para no divorciarse. Una de cada tres no da el paso tras acudir a un abogado de familia por el temor y la incertidumbre de afrontar gastos de colegios o hipotecas con la nueva situación.
En esta línea, el informe indica que el 36 % renuncia a separarse por motivo económicos, el 19 % por evitar un perjuicio a sus hijos, el 16 % por conformismo, el 13 % por pérdida de estatus social, y en el caso de las mujeres, el 7 % no lo hace por miedo a represalias.
“La economía y los hijos frenan el divorcio en la primera visita”, explica María Dolores Lozano, aunque de manera diferente según el tipo de familia, las edades de los cónyuges o la capacidad económica.
Consecuencias económicas
Además de las mujeres que renuncian a separarse por miedo a represalias, en los hogares jóvenes con hijos en edad escolar pesa mucho la hipoteca, los gastos de los colegios y las extraescolares. “Cuando se plantean llevar a cabo la ruptura, si ven que esos gastos que hasta ahora afrontaban con los ingresos de ambos van a afectar a su situación, se echan para atrás”, añade la letrada.
También entre los perfiles que rehúsan a romper formalmente su situación matrimonial están las parejas con hijos mayores. “Se plantean la pérdida de su estatus social, piensan en dónde van a ir los ahorros de tantos años, las previsiones para sus hijos. Ven el divorcio como una pérdida económica y de todo lo material generado durante años de matrimonio”, señala la abogada María José Sánchez González.
El tercer modelo sería el formado por las parejas con un nivel económico tan bajo que no pueden separarse. “No se pueden repartir nada, sus propias miserias y les va a generar una situación peor a la que estaban compartiendo”.
“Algunas de esas familias con menos recursos solo ven la opción de volver a casa de sus padres y otros piensan en la batalla de las custodias cuando se utilizan casas nidos para no sacar a los niños de casa y eso genera muchos conflictos”.
Para los abogados de familia pesa mucho el conformismo (el 16%) en muchas de las uniones. “No estamos tan mal y no sabemos cómo podremos estar después del divorcio, piensan muchas de las parejas a partir de los 60, que deciden finalmente no arriesgarse a probar una nueva situación”, detalla la letrada.
Evitar un perjuicio a hijos e hijas
“Hay parejas que posponen o directamente reniegan de la separación porque creen que le ahorran el trauma que puede suponer a los niños y niñas”, señala el abogado de familia Álvaro Iraizoz.
“Empeñarse en vivir una vida familiar falsa y dejar que los niños crezcan en hogares sin amor ni afecto verdadero no es un buen ejemplo para los menores y puede generarles a la larga traumas por mantener esa mentira”, advierte este experto en relaciones familiares, quien opina que no hay subestimar a los menores.
En la inauguración de las jornadas, el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, ha reclamado a los juristas que “centren la mirada en el menor”: “No basta ser todo ojos y oídos sino en agudizar la escucha a los niños” envueltos en litigios y procesos.
El defensor ha apelado al compromiso institucional del acogimiento familiar para los niños tutelados y ha reclamado mayor acompañamiento y ayuda para las familias.