Salgado y Tejerina, o la ingeniería al servicio de la política
A Elena Salgado e Isabel García Tejerina les une algo más que haber estado sentadas en la mesa del Consejo de Ministros con sus respectivos gobiernos. Ambas cuentan con una doble licenciatura, tienen a sus madres como una gran referencia y reivindican el papel de las mujeres que nos precedieron y que lucharon, en condiciones mucho peores, por la igualdad.
Salgado (Orense, 1949) y Tejerina (Valladolid, 1968) son las únicas ministras que han sido, además, ingenieras. Las únicas, entre más de una quincena de ministros-ingenieros.
Sentadas hace unos días en el Auditorio Betancourt del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, esperaban, junto al resto de ingenieros que han sido ministros, recibir el Premio Calvo-Sotelo al Liderazgo Público. Ambas sonreían, satisfechas, y ambas recordaban en sus intervenciones que lo suyo, con la ingeniería y las ciencias, fue vocacional.
Un día antes las dos ex ministras se citaron en el plató de Efeminista para hablar de igualdad, del mundo de la política y la empresa, de cómo fueron educadas en igualdad y de cómo eran los Consejos de Ministros de La Moncloa y de la Unión Europea. Separadas en lo ideológico, similares en determinación, fuerza y anclaje moral.
Ambas son la excepción en el tándem ministra-ingeniera, pero también son un reclamo para que las nuevas generaciones vean que ni la política ni las ingenierías son ya solo ‘cosa de hombres’.
Pregunta: El Premio Calvo-Sotelo al Liderazgo Público reconoce a 18 ex ministros ingenieros. Entre dos únicas mujeres, ¿un síntoma de?
Salgado: Es síntoma de la escasa presencia de mujeres en las carreras técnicas. Yo recuerdo que era la única chica en mi curso. Lo preocupante es que desde 2015 esa presencia está disminuyendo, así que tenemos que empujar para que haya más mujeres ingenieras.

Elena Salgado,d., e Isabel García Tejerina,iz, durante la entrevista con EFE. EFE/Javier Lizón
Tejerina: Es un síntoma de que son 40 años. Nos tenemos que situar en el año 78, porque en mi caso si que hubo un salto importante. En agrónomos éramos ya casi el 50% del alumnado.
Analizar antes de tomar decisiones
Pregunta: Dicen que los ingenieros y las ingenieras tienen una manera propia de hacer las cosas, que esa impronta que les deja la ingeniería se traspasa también a la manera de gestionar. ¿Se ven retratadas en este perfil?
Salgado: Somos bastante prácticos. Mis equipos tuvieron que aprender lo que era una envolvente, una integral o una asíntonta. Esa precisión en los conceptos marca una manera no de gestionar, pero sí al menos de afrontar los problemas.
Tejerina: Creo que nunca se desempeña igual un puesto de trabajo por dos personas distintas. Es curioso, hace poco me dijeron: ‘eres analítica, los políticos suelen ser deductivos’. Y es verdad, me gusta analizar antes de tomar decisiones.
P: ¿Se inclinaron siempre por el mundo de las ciencias? ¿Qué consejo le darían a una niña que quiera ser ingeniera?
Tejerina: En mi caso solo puedo estar agradecida, primero al colegio de monjas donde estudié y también a mis padres, porque me educaron en igualdad absoluta, con apoyo y estímulo. Yo soy la mediana de cinco, tres chicos y dos chicas, y las que tenemos doble licenciatura somos las chicas.

Isabel García Tejerina durante la entrevista con EFE. EFE/Javier Lizón
¿Un consejo para las niñas? Que hagan aquello donde se sientan felices, desarrolladas, plenas. A mi me influenció mi madre. Decía: ‘Isabel será ingeniero y va a reforestar España’ (ríe).
Machismo en la ingeniería
Salgado: Yo tengo una historia un poco distinta, unos años antes. Mi padre era absolutamente feminista. Tuve la suerte de ir a un colegio laico con profesores (…) que me inculcaron el amor por la ciencia, la curiosidad, el espíritu crítico. Durante mi infancia no sufrí sensación de desigualdad. Pero al llegar a la escuela (de ingenieros) había un cierto machismo en algunos profesores de la vieja escuela, en la forma en cómo trataban, como a una intrusa, a una mujer que quería ser ingeniera.
¿Mi consejo a las niñas? Diría a las niñas, sus padres y profesores que las matemáticas tienen que ser divertidas, es la base de todo. Y a la niñas que pregunten, que no se conformen. El mundo no se reduce a una pantalla, se reduce a la curiosidad por lo que está más allá, por la razón de las cosas. Esa curiosidad lleva a que en las niñas se despierte este interés por las carreras de ciencias, científicas. Es muy importante para España.
Pregunta: Ambas han sido ministras y han pasado por el sector privado. ¿qué mundo es más exigente para una mujer: la política o la empresa?
Salgado: La administración pública española es un ejemplo de igualdad. En el caso de las empresas, está siendo un poquito más difícil que las mujeres escalen a puestos de responsabilidad por un montón de razones, seguramente porque faltan referentes, porque hay mundos que se han considerado siempre mundos masculinos, por eso hay que hacer algo.

Elena Salgado, durante la entrevista. EFE/Javier Lizón
Si miro mi curriculum no tengo nada de lo que pueda quejarme, he estado en consejos de administración, he llegado a responsabilidades políticas importantes. Pero es evidente que la desigualdad existe todavía, que hay que reducirla. Yo debo mucho a las mujeres que antes que yo pelearon para que hombres y mujeres seamos iguales.
Tejerina: Creo que es más exigente la vida pública, porque es una vida de servicio, sabes que es una maratón en la que tienes que esprintar. En la empresa privada, donde fui directiva de un grupo industrial, nunca tuve dificultades por ser mujer.
Las mujeres en el Consejo de Ministros
P: Vamos a transportarnos directamente a la mesa del Consejo de Ministros ¿Se escuchaba menos en los Consejos a las ministras que a los ministros?
Tejerina: En mi caso en absoluto. Me voy a trasladar al Consejo de Ministros del Gobierno de España y al Consejo de Ministros de la Unión Europea, había más bien lo contrario. En Europa si eres un buen ministro te respetan y te escuchan.
Salgado: Desde luego en el Consejo de Ministros en absoluto. Además (José Luis Rodríguez) Zapatero es un feminista declarado y reconocido. Lo mismo que decía Isabel me ha pasado tanto en las reuniones de ministros en Europa como en el G-20, el Ecofin o el Eurogrupo.
Elena Salgado recuerda en este punto, a preguntas de la periodista, que fue la primera vicepresidenta económica y la primera ministra de Economía y Hacienda. Cuando se fue del Ministerio de Hacienda le dieron, como es tradición, un cuadro con todos los titulares de Hacienda desde el inicio del siglo XVIII. “El primer nombre femenino que aparecía entre esos 300 ministros era el mío”.

Elena Salgado e Isabel García Tejerina durante la entrevista con EFE. EFE/Javier Lizón
P: ¿Existe un verdadero poder político femenino o son los hombres los que al final mandan?
Salgado: Creo que manda el talento, la determinación, el proyecto político. No, en España o Europa no se puede hablar de un poder político masculino.
Tejerina: Totalmente de acuerdo. Al final manda quien tiene capacidad de liderar, de convencer, de arrastrar un movimiento. Y si es una mujer, estupendo, bienvenida.
Cuota como catalizador
P: Los partidarios de las cuotas defienden su necesidad para acelerar el proceso. Dicen que a nadie le gustan las cuotas pero que hasta que no haya más mujeres en puestos directivos no alcanzaremos la igualdad en los órganos de decisión de las empresas y que esto solo se consigue con cuotas obligatorias. ¿Qué opinan? ¿hay alternativa?
Salgado: No es el mejor sistema, pero es lo que tenemos. Las cuotas deben ser temporales, actuar de catalizador. Hay muchos puestos que se eligen por cooptación, preguntando a quien ya está en un puesto similar quién sería tu candidato para este puesto. Hay una cierta tendencia a que si esos puestos están ocupados por hombres las personas en las que piensan sean también hombres. Para evitar ese riesgo está bien que haya unas cuotas mínimas, temporales y mientras no se nos ocurra una alternativa mejor. Me sorprende cuando algunas mujeres reaccionan diciendo que quieren ser elegidas por ellas mismas y no por una cuota. No creo que sean conceptos antitéticos. El ser elegido por uno mismo y el que además se sea elegido por una cuota. La cuota es como el catalizador de una reacción química, que es necesario para que aquello comience a desarrollarse.
Tejerina: Comparto, pero con matices. Creo que si existe ese riesgo injusto. Yo, a nivel personal, he trabajado mucho en mi vida, para que nadie pueda cuestionar que yo llego a ningún sitio porque el BOE así lo impone.
No estoy a favor, pero tienen ese aspecto positivo, de ser catalizar, de acelerar. Las mujeres han llegado, desde luego en mi partido, sin cuotas, y han roto todos los techos de cristal (…). Una presidenta del Gobierno vendrá, estoy segura, y no tardando, pero sin necesidad de una cuota. Que sea por la valía de una mujer y no por dar un golpe de efecto, porque flaco favor hacemos a las mujeres.
P: ¿Qué mujer le ha marcado más en su vida? ¿Y en la vida política?
Tejerina: En mi vida, mi madre, y mi abuela materna. Profesionalmente, Loyola de Palacio, una gran luchadora con la que empecé en política. La primera frase que aprendí de ella fue que la única batalla que se pierde es la que no se da.
Salgado: También mi madre, que también trabajó, y que me enseñó a tener independencia de criterio, económico y unos principios éticos muy fuertes. También algunas profesoras que tuve y como referentes famosos Hedy Lamarr y Simone Veil.
P: ¿Es la española una sociedad avanzada en igualdad? ¿Qué nos falta?
Salgado: Se ha avanzado muchísimo (…) ¿Qué falta? falta por supuesto que las medidas de conciliación no tengan ese carácter un poco discriminatorio que tienen ahora y que puede seguir perjudicando la ascensión de la mujer; hacer gratuita la educación de 0 a 3 años, que los contenidos en las escuelas sean más igualitarios, las cuotas.. y que las mujeres tengamos a otras mujeres como referentes, eso es también muy importante.
Tejerina: Se ha avanzado mucho, si miramos las estadísticas estamos mejor de lo que creemos. Es importante que este camino que nos queda por recorrer lo hagamos contando con los hombres. Es tremendamente poco práctico hacer ver que esto solo es de las mujeres. Hay que trabajar por la igualdad plena y efectiva y hacerlo construyendo, en positivo.
P: El Foro Económico Global dice que tenemos que esperar cien años de media en el mundo para alcanzar la igualdad real ¿Cómo se puede acelerar el proceso?
Tejerina: Hay que ayudar a los países en vías de desarrollo,donde están por muchas razones muy lejos de alcanzar lo que nosotros ya hemos recorrido.
Aquí hay que dar visibilidad a mujeres líderes a nivel mundial. Me uno a la reflexión que hacía antes Elena, hay que agradecer siempre a quien nos precedió porque lo hacían en minoría y en unas condiciones mucho peor que las que a nosotros nos toca vivir.
Salgado: Creo que la primera condición es desde luego la democracia, porque genera igualdad. La segunda es la educación. Produce una gran tristeza esos lugares donde la niña deja de ir a la escuela para ayudar en casa. Pero soy mucho más optimista, no estamos hablado de cien años, sino de muchísimo menos tiempo, afortunadamente.