
Un grupo de bateas, dedicadas al cultuvo del mejillón, en la ría de Arousa, en una imagen de archivo. EFE/Lavandeira jr
Las mujeres en la acuicultura, peor remuneradas y lejos de puestos de mando
Los “techos de cristal” llegan hasta la acuicultura española, donde la mujeres únicamente abarcan un 30 % de los empleos ocupando puestos que, generalmente, están sujetos a un peor salario y apenas están presentes en los cargos directivos o entre los propietarios de las empresas.
La responsable de los planes de producción y comercialización de la Asociación Empresarial de Acuicultura de España (Apromar), Garazi Rodríguez, ha relatado en una entrevista con Efe que “el techo de cristal está muy patente” en la piscicultura.
“Tienen menos puestos de responsabilidad que los hombres, condiciones salariales inferiores y apenas hay empresas con mujeres gerentes o propietarias”, ha señalado.
No obstante, ha apuntado que las científicas españolas ganan protagonismo dentro de la investigación vinculada a la acuicultura.
Las trabajadoras acuícolas en cifras
Las mujeres engloban el 28,5 % del empleo de la acuicultura marina, con 4.033 trabajadoras (de un total de 14.152 empleados) y en acuicultura continental suponen un 20 %, con 193 de los 981 empleados, de acuerdo con los datos del Plan para la Igualdad de Género en el Sector Pesquero y Acuícola, correspondientes a 2019.
Trabajan sobre todo en labores “de campo” que implican actividades en el exterior -en piscifactorías, marismas, salinas- o aquellas con poca automatización de los procesos y elevada carga física, según el plan, publicado por la Secretaría General de Pesca.
Rodríguez diferencia entre producciones como la de moluscos, en Galicia, donde hay una fuerte presencia de mujeres y, del lado contrario, la acuicultura marina o en agua dulce de peces, donde hay una menor inclusión de trabajadoras.
En las plantillas hay más hombres en puestos técnicos, en las tareas administrativas más mujeres.
Según el índice de género de la Memoria de Sostenibilidad de Apromar, en la producción de truchas, más ligada a áreas rurales y del interior, la presencia femenina es del 13 % mientras que en el segmento de las microalgas, más innovador, se eleva al 42 %.
Según una encuesta incluida en dicha memoria, solo un 22 % de los puestos directivos están ocupados por mujeres.
Aumenta el interés femenino
Rodríguez ha destacado el interés femenino creciente en un sector que, al igual que la pesca marítima, ha sido tradicionalmente de hombres y al que las mujeres tenían más difícil la incorporación por la conciliación con responsabilidades familiares que no tenían ellos.
Pero para esta integración, ha opinado, la actividad debe ganar “atractivo” en cuanto a mejoras salariales y acceso a la financiación y al emprendimiento.
De entrada, la acuicultura es una producción primaria, que exige adaptación a los horarios y a temporadas como la de “siembra” de alevines, en las que se intensifica el trabajo.
A juicio de la portavoz de Apromar, los esfuerzos para impulsar la igualdad deben hacerse visibles y para ello es importante que las empresas tengan certificados de calidad controlados por auditorías que comprueben “que se hacen las cosas bien”.
Por otro lado, ha añadido que dentro de los proyectos de investigación aplicada de Apromar y en la creación de grupos de expertos se está potenciando la paridad.
No obstante, ha afirmado que el cierre de la brecha de género es tarea de las administraciones y no solo sectorial, porque en la acuicultura no hay problemas para contratar trabajadoras.
Retos económicos
Rodríguez ha reconocido que el desarrollo de la acuicultura está estancado en España, a pesar de ser una producción “más sostenible y con menor huella de carbono” que las de otros alimentos.
Ha contrapuesto ese estancamiento a la expansión de la piscicultura mundial y lo ha atribuido a “problemas burocráticos y administrativos” en España donde, por ejemplo, para obtener una licencia de una instalación se tarda una media de cuatro años, una “barrera” que “desincentiva” la inversión y el emprendimiento.
Ha asegurado que en el país existen el conocimiento, los científicos y las condiciones acuáticas adecuadas para cultivar peces o mariscos.
“Tenemos un sector con empresas internacionales o incluso multinacionales que podrían expandirse, puesto que España importa más pescado del que genera. La acuicultura española está preparada”, según Rodríguez, quien ha destacado su valor laboral para aportar calidad de vida a zonas costeras y rurales con dificultades para implantar otra clase de empresas.